37. Yo y mi, yo y mi Ballantines

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Cada perro con su membrillo.

 

Ayer te conté la salida de armario de mi amigo el superdotado.

En su boda, a corazón abierto.

También te comenté la reacción generalizada que tuvieron los invitados de mi mesa.

Peeeero.

No te conté lo que pasó justo después y que eso sí que me hizo pensar.

El secreto de mi amigo, no mucho.

La reacción de los invitados de mi mensa, mucho.

 

Durante unos minutos.

Que digo.

Durante unos segundos.

La reacción de la mesa fue de sorpresa y de soltar comentarios relacionados con la incapacidad del sistema educativo.

Peeeeero.

Rápidamente la conversación giró hacia el yoismo.

El yoismo es la filosofía que rige la vida de la mayoría de las personas.

No es algo negativo, si eres consciente de ello.

El problema es que la mayoría no es consciente.

El yoismo es una especie de egocentrismo.

Hace que cualquier cosa que suceda la lleves rápidamente hacia la dimensión del yo.

Sirva la reacción al secreto de mi amigo el superdotado como ejemplo.

 

A los pocos segundos ya no importaba la sorpresa, lo que importaba era la comparación.

La mayoría de los de la mesa empezaron a enfocar el tema hacia sí mismos.

"Pues yo soy capaz de memorizar cosas con mucha facilidad".

"Yo no debo ser muy inteligente porque me costó la vida aprobar el psicotécnico".

"Yo tengo mucha más facilidad para aprenderme un tema que resolver problemas del estilo ingeniería".

Yo, yo y más yo.

 

No es una crítica hacia esos comentarios, ni mucho menos.

Es una simple observación de lo rápido que tendemos a compararnos.

A llevarnos al plano del yo cualquier cosa que suceda.

"¿Qué lección puedo sacar yo de esto?" Te preguntarás por tu yoismo.

Pues que si quieres "camelarte" a alguien, ya sea para vender un producto, ofrecerle un servicio, ganarte una medalla...

Lo más importante es que centres tu discurso en la otra persona.

Al cliente o mando que te dará la medalla, se la pela lo que esté relacionado contigo.

Lo que le interesa es lo que está relacionado consigo mismo.

Con su yo.

¿Cómo beneficiará a tu cliente el que contrate tu servicio?

A él se la pela que seas ingeniero, sargento o premio Nobel.

 

¿Con tu contenido harás que consiga ingresos extra?

¿Le ayudarás a organizarse para llegar a fin de mes?

¿Le enseñarás qué opciones tiene para que su dinero no pierda valor?

Eso es lo importante.

Tú y tus logros no importan.

Acéptalo.

Es jodido porque tú lo que quieres es hablar de ti mismo y de tus mierdas.

Yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo.

Pero aquí estamos para otras cosas.

 

Sé feliz,

Ramón Lora.

 

PD: Está clarísimo que varios invitados de la boda harán el test de MENSA, y lo sabes.

    

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